viernes, 8 de febrero de 2013

Clases de inglés



Ayer reinicié mis clases -intensivas- en una conocida academia inglesa con la perspectiva de enfrentarme a mi primera entrevista de trabajo en inglés. Al mismo tiempo de retomar mis clases, una vieja amistad del pasado ha vuelto a mi presente. Cuando estaba en el instituto, fui de intercambio a Francia 15 días, y allí estuve en casa de una chica francesa. En la misma casa en la que yo me hospedaba, estaba también una chica holandesa. Nos hicimos bastante amigas en el poco tiempo que compartimos; y ayer me anunció que vendría a España de visita y que le gustaría verme. Nuestra amistad fue forjada en inglés a pesar de habernos conocido en el país galo.


Volviendo a mis clases, llegué antes de la hora y estuve haciendo de portera. Esperaba cerca de la puerta de entrada y el ejercicio que hice en un cuarto de hora, no lo hubiera hecho en toda la semana aunque me lo propusiera, ¡levantarme, abrir la puerta y vuelta a sentarme!,  ya me estaba hartando cuando por fin a las 20,00 horas me metí en el aula (equivocada) y cuando estaba cómodamente sentada, una profe muy amable, me informó que era el aula de enfrente la que me correspondía. 


Cuando entré en la clase me encontré con doce alumnos que ya se conocían entre sí; todos somos españoles excepto tres: una checa de unos treintaytantos años, una francesa y otra alemana, mucho más jóvenes. El profesor es cincuentón, con el pelo blanco y la cara muy rosada, tiene un aspecto muy inglés, se llama Ian. Lo primero que hicimos fue presentarnos. Las chicas jovencitas son au pairs y la checa es profesora todavía no sé de qué.

La clase fue un poco básica y aburrida, le ha faltado ritmo pero para ser mi primer día, no me ha ido mal. Estuvimos haciendo ejercicios de nivel instituto y me llamó la atención que Ian ponía un cd para escuchar la pronunciación y las respuestas de los ejercicios. Me sorprendió la utilización del cd, por profesores nativos. En fin, que cada maestrillo tiene su librillo, pero me imaginaba a mi profesora de lengua manejando un cd para oír la pronunciación correcta en castellano. Repasamos los números y medidas. Conversamos en inglés sobre la posibilidad de hacer unas compras en el mercado y, sinceramente, no he aprendido nada nuevo. Lo mejor, escuchar al profesor y aunque a veces no me enteraba de lo que decía, no fue motivo para desanimarme.


Hicimos un descanso que aproveché para fumar y como no tenía fuego se lo pedí a una compañera a la que había visto cuando esperaba y me tocó abrirle la puerta. Enseguida entablamos conversación, pienso que es la única cosa buena de ser fumadora, que facilita la charla con cualquier desconocido. La fumadora en cuestión era polaca, se llama Angniuska, me pareció majísima y muy didáctica, estuvimos hablando de su trabajo y de sus compañeros españoles. Me comenta que tenemos una peculiar forma de pronunciar la S y gracias a ella aprendí más cosas en el tiempo record de fumarme un cigarro que en las 2 horas que duró la clase.


Le conté que asisto a las clases porque tengo en perspectiva una entrevista de trabajo en inglés y si me seleccionan, tendría que trasladarme a Irlanda. Todavía no sé la fecha de la entrevista y pienso que si no me seleccionan, me volveré a decepcionar porque me he hecho muchas ilusiones. Mientras espero sigo enviando CV.


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